Rehabilitacion

Story by Alfred Sherford on SoFurry

, , , , , , ,

#12 of El Lobo guardian


Capitulo 12: Rehabilitación

Alan espera sentado en la jefatura. Una llamada anónima informo a la policía sobre la distribución de drogas en el bar. Aunque Alan nunca ha consumido, se lo llevaron detenido. Si se hubiera quedado en la habitación, al escuchar la alarma hubiera escapado por la salida de emergencia, pero no fue así. Leve descuido.

Afortunadamente no tuvo problemas por que la gente se enterará. Pero su agente si, y casi le perfora el tímpano de tanto grito (y Alfred se queja de su editora). Lo peor es que habiendo tantos detenidos...lo dejaron solo en una celda. Lleva ahí varias horas, viendo desde la ventana la noche ir convirtiéndose en día. Pero aun falta mucho para que amanezca, y todavía le falta el regaño que Alfred le dará. Da un largo suspiro y se acuesta de nuevo sobre la cama.

Ha negado dar su declaración. Sabe que la prensa la obtendrá y lo harán pedazos al tenerla. Además, perjudicará a los chicos que trabajan ahí de forma horrenda. El no dar su declaración solo provoca que se quede más tiempo encerrado. Pero puede soportarlo. De algún modo, cree que lo merece.

De repente escucha la celda abrirse. Se pone de pie y ve un guardia en la entrada, que le indica con un ademán que lo siga. Sale de la celda y avanza por un largo pasillo, hasta llegar a una gran oficina, repleta de pinturas famosas, donde un búho se encuentra sentado, revisando algunos papeles.

--Señor Diez Martínez. Soy el juez José Arturo Rodríguez Mata--le saluda sin mirarle--. Tome asiento--Alan lo piensa por un momento, pero decide sentarse frente al escritorio--. Ya supe lo que paso esta noche.

-- ¿Y...?

--Debo decirle que estoy decepcionado de usted. Un actor como usted en un sitio como ese. Y haciendo esas "cosas".

--Soy una persona libre, y este es un país libre, ¿no? Además, no estamos molestando a nadie más.

--Así es. Sin embargo, la venta de drogas en ese tipo de bares es muy alta. Eso sin contar los riesgos de quienes recurren a los servicios de quienes trabajan ahí. Las posibilidades de contraer una enfermedad de transmisión sexual son muy altas.

--Uso protección.

--Pero no todos la usan, señor Diez Martínez.

--No veo en que me perjudica a mí.

--No piense solo en usted. Piense en todos los jóvenes que pueden infectarse. Esa clase de sitios son focos de infección; focos que deben ser erradicados por completo.

--Le digo de nuevo: no veo en que me perjudica a mí. No he hecho nada malo. Fui por algo de diversión, me cuide, no consumí ni siquiera un trago. No veo por que tengo que seguir aquí.

--Desafortunadamente usted si cometió un delito. Este bar, al igual que otros, ya se consideraban sitios restringidos para todos. Este en especial ya había sido clausurado, pero rompieron los sellos y siguieron trabajando. Todos los que se encontraban ahí estaban infringiendo la ley.

--Diablos.

--Ahora entiende, ¿verdad? Bien, debido a que usted estaba ahí, usted infringió la ley. Y como todo infractor merece un castigo.

-- ¿Y que piensa hacer? ¿Dejarme aquí encerrado?

--Afortunadamente, para usted, lo que hizo no es tan grave. Se puede resolver con algo de trabajo comunitario.

--Trabajo... ¿comunitario?--pregunta Alan, incredulo.

--Así es. Ayudar a la comunidad durante unas semanas será suficiente.

--Bromea.

--No señor Diez Martínez. Le seré sincero, a nadie le gusta el trabajo comunitario. Pero le haré un favor, por que mi hija lo considera un estupendo actor--le extiende una hoja. Alan la toma y le da un vistazo--. Hará su servicio comunitario en un centro de rehabilitación. No es tan malo, ¿verdad?

-- ¿Y que se supone que tengo que hacer?

--Simplemente ayudar en las terapias. Estará ahí por un mes, durante ocho horas diarias.

--Eso no es justo.

--Tampoco es justo que haya violado la ley. Quizá usted no sabía que ese bar estaba clausurado, pero sabía que en el se vendían drogas, y siguió asistiendo--Alan da un leve gruñido de inconformidad--. Por favor, solo le estoy pidiendo que ayude en las terapias por un mes. A menos que quiera recoger basura.

Alan traga saliva, imaginándose limpiando las calles. No es que menosprecie ese trabajo, pero no se imagina haciéndolo, con eso de que es muy orgulloso.

--Está bien, haré el estupido trabajo.

--Me alegra escuchar eso. Bien, solo le diremos a donde tiene que ir y podrá irse. Y, que no se repita esta estupidez.

Alan se levanta y sale furioso.

Después de casi una hora más, firmando papeles, tomándose fotos, firmando autógrafos para las hijas de algunos guardias, y dándole instrucciones de a donde tiene que ir, Alan deja la estación de policía. Sube a un taxi, preparándose para el súper sermón que le va a soltar Alfred apenas llegue a casa. En todo el camino se asegura de no ver flashazos, pues lo que menos quiere es que un reportero de espectáculos lo siga.

Al llegar, le paga al taxista y avanza un par de calles hasta llegar al pequeño camino que guía a casa. Todo parece tranquilo, demasiado tranquilo. Llega a la puerta y ve que esta entreabierta. Tiene miedo de entrar. Traga saliva y empuja ligeramente la puerta.

Pero al abrir la puerta, y sin siquiera haber puesto una pata en la casa, media docena de globos repletos de agua lo hacen retroceder. Todos le bombardean desde dentro de la casa, bastante furiosos. Alan sabe que lo merece, por haber metido la pata, pero le incomoda el agua. Cuando terminan, le lanzan una toalla para que se seque, mientras Alfred comienza su sermón.

-- ¡Eres un imbecil! ¿Por qué cuando te pido que no hagas algo estupido, lo haces? Te dije que tuvieras cuidado, no que fueras a un bar que estaba clausurado--Alan se sorprende--. Ya me llamo el juez. Y me alegro que te hayan puesto trabajo comunitario. Debieron haberte encerrado, a ver si aprendes algo en la prisión.

--Bueno, ya...--Alan esta furioso, pero no puede responderle a Alfred, por que tiene razón--... cometí un error, ¿vale? Como si ustedes no los cometieran.

--Alan, lo que hacemos nosotros se llama error, metemos la pata. Tú... ¡metes las cuatro!

--Bueno, basta--les detiene Alex, que acaba de salir de la cocina--. No se por que se la pasan quejándose de Alan. Llevan casi cinco años viviendo con el, ya deberían estar acostumbrados a que siempre mete la pata. Ustedes también tienen sus defectos.

Todos miran sorprendido a Alex, mientras este solo come un trozo de pastel. Tras unos segundos de silencio, el joven león blanco vuelve a su habitación. Alfred mira a James, luego a Alan, vuelve a James, aun perplejo (aunque yo diría pen...).

--Parece... que un niño de cinco años me acaba de... dar una lección--dice Alfred tras haber regresado en si.

--Si, deberías aprender de el--gruñe Alan, pero se queda callado ante la seria mirada de todos.

--Bien, Alex tiene razón--admite James--. Conocemos muy bien a Alan como para seguir tratándolo así. Nosotros también cometemos errores, y Alan no nos los reclama así. Supongo que le debemos... una disculpa.

Aunque no están conformes al principio, todos deciden disculparse con el gato a final de cuentas. Al principio no se la cree, pues se había acostumbrado a esa clase de bromas u otras peores. Pero al darse cuenta de que no es una broma, sabe que le debe dar las gracias al pequeño león por haberlo defendido.

--Trataremos de no volver a recriminarte así Alan--le promete Alfred.

--Se siente extraño, ¿sabes? Nunca creí que fueran a pedirme disculpas.

--Pues no te acostumbres. Iré a ver a Alex.

Alfred se encamina hacía el pasillo. Al estar frente a su habitación, escucha la televisión encendida. Al abrir la puerta ve a Alex acostado llevándose a la boca la enorme rebanada de pastel. Alfred se acuesta a su lado.

-- ¿Por qué lo defendiste?

--No me gusta...--le da una mordida al pastel--...que se cometan injusticias. Gran parte de mi corta vida he querido cambiar el injusto mundo en que he vivido. A donde quiera que fuera me encontraba repleto de patrañas y mentiras, de abusos e injusticias--mira a Alfred--. Odio a las personas que les hacen daño a otros.

--Eso es algo bastante justo de tu parte. ¿Te interesan las leyes?

--Bueno, aunque aun soy muy joven, me gusta estudiar las leyes...--se rasca la cabeza, tratando de recordar--... como se llamaba...

--Derecho.

-- ¡Si!--exclama mientras truena los dedos--Me gusta defender a los demás.

--Mi papá ejerce... bueno, ejercía el derecho. Cuando vaya a su casa, podría decirle si te puede ayudar cuando seas mayor. Si a esta edad ya estas tan interesado, puedes ser un buen abogado.

--Te agradecería mucho tú ayuda.

--Sabes que puedes contar conmigo para lo que quieras--le alborota el pelo--. Que no te de pena decirme las cosas, ¿vale?

--Jeje, oki. ¿Sabes? Te comportas como si de verdad fueras un padre... me agrada que sea así.

-- ¿En... serio?

--Si. Nadie antes me había cuidado como tú lo haces. Diría que por primera vez tengo una familia, aunque en ella no hay ninguna mujer.

--Eso es algo con lo que tendrás que vivir por siempre. Pocas veces una mujer pisara esta casa.

--Es curioso, no me he sentido a gusto con los homosexuales. Pero con ustedes, no se, me siento... a gusto. Excepto con James.

-- ¿Por qué?

--Pues... no se, me siento como... incomodo, más de lo normal. Estoy tratando de entender por que, pero me cuesta mucho trabajo.

--Solo dale tiempo al tiempo. En unos días te acostumbraras.

--Espero que sea así.

--Es un cambio bastante drástico. No esperes a que todo pase al instante.

--En eso tienes razón.

Alfred sonríe y sale de la habitación, mientras Alex da otra mordida al pastel. Ya en la sala, encuentra a Alan terminando de contar todo lo que ocurrió.

--...y cuando iba hacía la salida, me encontré de frente con los policías. Trate de explicarles todo, pero no me hicieron caso.

-- ¿Y no sabías que había clausurado el bar?--pregunta Gami.

--No. Alonso me lo hubiera dicho antes de entrar. No creo que lo hayan clausurado así nada más.

--Bueno, no hay anda que podamos hacer. El juez Rodríguez es bien conocido por su lucha en contra de los bares de ese tipo--explica Gami--. La única salida es que hagas tú trabajo comunitario.

--Mierda.

-- ¿Y donde será?--le pregunta Alfred.

--Un centro de rehabilitación cerca del centro.

--Oye, no esta tan mal. Digo, conociéndote, es mejor que recoger basura--Alan da un gruñido--. Vamos, usa la cabeza... la de arriba; esto te servirá para mejorar tu carrera... siempre en cuando lo hagas con gusto.

--Tienes razón en eso. Aun así, ya no puedo tener tantas libertades. Ese juez me la sentenció.

--Bueno, míralo desde este punto de vista--le comienza a decir James--, será un cambio total a la vida superficial que has llevado por tantos años. Y tendrás tiempo para otras cosas, como... conocer a alguien.

-- ¿Y gastar mi dinero en detallitos y demás sin posibilidades de sexo por cada uno? Olvídalo.

--Alan, no todo es sexo en esta vida--le replica Daniel-- ¿Acaso no te gustaría tener una pareja estable?

--Te diré... no. No es la vida que a mi me gusta. No me imagino comprándole rosas a un novio, y pasar románticas veladas con el. Ya tengo bastante con ustedes cuatro--señalando a Daniel, Sam, James y Alfred algo molesto

--El amargado--señala Sam.

--Callate--le lanza un cojín--. Miren, se que para ustedes no es correcta la vida que tengo, pero es la que a mi me agrada.

--En eso tienes toda la razón. Es tú vida, y solo tú sabes que uso darle. Aunque el cambio es bueno, y puede que te agrade--comenta Harturo.

--Pues no lo creo. De todos modos no me queda otra opción.

Y aunque el debate seguirá por varias horas más, no tenemos tanto tiempo para verlo todo, además de que sabemos que de todos modos Alan va a ser su trabajo comunitario.

Entrada la tarde, Alex sale de su habitación. En la sala solo encuentra a Gami, que esta viendo el noticiero.

-- ¿Dónde están los demás?

--Alfred fue a ver a su editora, James fue a su trabajo, Daniel y Sam a comer, Harturo esta viendo un curso de japonés, Alan empieza hoy su trabajo comunitario y Frank esta en su cuarto ensayando. No lo interrumpas o la pagaras muy caro.

--Supongo que eso es afición a su trabajo--se sienta a su lado.

--Todos la tenemos. No es lo que queríamos, pero lo disfrutamos por que nos hace sentir libres. Yo quería estudiar informática, pero hacer cine independiente me libra de todas las aburridas y monótonas películas de Hollywood.

--Vaya, eso es bastante interesante.

--Si. Es bastante curiosa la vida.

--Pues para mi ún trabajo es estupendo. Eres uno de los mejores directores que he visto. Y créeme que fuiste el indicado para hacer la adaptación de la primera saga de Alfred.

--Ah jeje--Gami se sonroja un poco--, gracias. Me alegra que alguien sepa que fui yo el director de esa película.

--Me sorprende que no lo hayas dicho. Sería un disparo en tú carrera.

--Y me pedirían que fuera a Hollywood a dirigir la cuarta parte del Exterminador. Eso es cine barato.

--Bueno, para mi eres un estupendo director.

--Gracias Alex. Me alegra saber que aprecias mi trabajo.

--Hago lo mejor que puedo. La obra de Alfred es sublime, el final de todo ser vivo. Si solo siendo una novela, en la pantalla grande fue una maravilla. Y vaya que se merecía esos premios--señala hacía el estante en la pared, donde descansan tres Oscares: mejor director, mejor guión adaptado y mejor película.

--Pues solo el de director. Los otros dos se los gano Alfred por el guión, y la película no sería la mejor de no ser por su historia.

--Es un trabajo en equipo. Todos se merecen el reconocimiento.

--Gracias Alex.

--No hay de que.

--Oye, no hay nada que ver. ¿Juegas ajedrez?

--Me encanta.

--Bien. En mi cuarto tengo uno, vamos.

Apaga la televisión y ambos se levantan. Caminan por el pasillo hasta la habitación de Gami. Al entrar, Alex contiene el grito de alegría al ver los enormes libreros repletos de libros que hay ahí. Se acerca a ellos y comienza a verlos con detenimiento.

--Vaya que te gusta leer--le dice Gami mientras se acerca a el.

--Es lo que más me gusta hacer. Diablos, ni siquiera en casa tenía tantos libros.

--Pues cuando quieras uno puedes entrar y tomarlo. No tendré ningún problema.

--Te lo agradezco mucho--se da la vuelta y mira hacía arriba--. Así no tendré que molestar a Alfred pidiéndole que me compre libros. Con esto tengo más que suficiente.

--No creo que a tú edad entiendas muchos. Se que eres bastante maduro, pero aun no creo que puedas entender...--comienza a mirar los lomos, hasta encontrar uno en especial--... la forma de interpretar la conducta de una persona por medio de su cartografía, o las causas que dan origen a un asesino.

--Oye, tampoco soy un genio.

Mira en todas direcciones hasta encontrar una mesa con un bello ajedrez que brilla ante la luz del sol. Alex se acerca y se sienta frente a las piezas negras. Gami cierra la puerta y toma un control con el cual enciende el equipo de sonido para luego sentarse frente a Alex. Se comienza a escuchar la Quinta Sinfonia de Beethoven.

--La música ayuda a relajarse y concentrarse--le señala.

--Ya veo. ¿De que esta hecho?

--Está constituido por trescientos ochenta y cuatro pastillas de diferentes tamaños de onix y trescientos ochenta y cuatro de ojo de tigre, distribuidas en diferentes composiciones en los sesenta y cuatro cuadros. Están rodeados por veinte rectángulos de plata y veinte de bronce. Lo pedí que lo hicieran según el modelo internacional Stauton, martilleadas a mano, también en plata y bronce, y colocadas en una base de onix o de ojo de tigre.

Alex frunce el ceño ante la explicación de Gami. Sin embargo entendió todo. Contempla de nuevo el tablero, de unos 40cm por cada lado. Toca las piezas y se sorprende de lo bien cuidadas que están.

--Espero que sepas jugar de verdad--le advierte Gami. Alex lo mira con fiereza.

--Vas a caer cachorro.

Gami da el primer movimiento, pero pronto Alex da el suyo. Ambos parecen saber bien lo que hacen, pues no tardan mucho en jugar. No parece que ninguno piense atacar aun, pues constantemente avanzan y regresan. Pero cuando casi todas las piezas se encuentran en el centro del tablero, se comienzan a tomar más tiempo para pensar sus jugadas. Gami comienza a llevar una ventaja ante el pequeño león blanco, pero este parece no preocuparse mucho por eso. Sus piezas importantes comienzan a caer una a una, hasta que al final solo le deja una torre, el rey y cinco peones; mientras que Gami tiene casi todas sus piezas.

--Bueno cachorro. Lamento haber tenido que ser tan duro, pero así me enseñaron a mí, y así fue como me convertí en el jugador que soy ahora. Ni siquiera Alfred me ha podido...--pero se queda callado al ver algo que no noto al principio--... ganar.

--Ah... ¿decías?--Alex mueve su peón hasta el otro lado del tablero, coronándolo--Creó que no prestaste atención a ese ligerísimo detalle--pone a la reina en su lugar y deja en jaque al rey. Sin importar lo que haga, Gami no puede salvarse. Mueve a su rey, pero Alex pone su reina a lado suyo, siendo protegida por la torre y los demás peones--. Jaque Mate.

--No puede ser--comienza a ver el tablero, pensando que algo esta mal. Pero cuando se da cuenta de que Alex le gano limpiamente... no lo acepta. Es demasiado orgulloso para aceptarlo. Lo mira con fiereza--. Suerte de principiante.

--Como digas. ¿Quieres intentarlo de nuevo?

--Para luego es tarde.

Acomodan las piezas y comienzan de nuevo. Gami se sorprende por haber encontrado por fin un rival digno de si. Como lo dijo, ni siquiera Alfred le había ganado antes. Para su edad, Alex es un prodigio, uno de esos chicos que solo nace cada mil años. Sin duda será un maestro del ajedrez cuando sea mayor, y un verdadero genio. Eso le agrada.

Mientras tanto, en un centro de rehabilitación no muy cerca de ahí, el joven Alan mira a la gente pasar. Es apenas el primer día, y ya quiere terminar. De repente un mapache se le acerca, vestido con el uniforme del centro. Debe tener 34 años. Mira a Alan con dulces ojos negros.

--Diablos, ya me quiero ir de aquí--se queja Alan.

--Apenas llevas...--el simio revisa su reloj--... quince minutos.

-- ¿Quince? Ha parecido toda una eternidad.

--No puedo creer que no te guste esto. Se siente uno tan bien ayudando a los demás.

--Pablo, yo ayudo bastante a los demás con mis películas. ¿Acaso ver esta carita no te sube el ánimo?

--Eso es mucho orgullo. No creas ser lo mejor. Aunque eres buen actor, eres diferente a como uno te imagina.

--Todos dicen lo mismo, y aun así me adoran.

--Pues yo no. Y por lo que veo ahora, tengo más razones para dejar de verte como el estupendo fur que me imaginaba.

--Bueno, ¿Qué quieres que haga? No me gusta esta clase de cosas. Puedo hacer donaciones y todo, pero...

--No puedes dedicar unas horas al día para ayudar a otros. Tienes que aprender a valorar la vida entonces.

--Ya le doy bastante valor.

--Solo el que tú crees. Sin embargo, las cosas son diferentes en el mundo real. Ven, es hora de que empieces.

-- ¿Qué tengo que hacer?

--Te mostrare como realizar las terapias. Es algo difícil, así que tienes que prestar atención. Además, si haces algo mal podrían demandarte.

--Eso me inspira bastante. Ya más mala publicidad no puedo tener.

-- ¿Acaso no te dijeron que puedes usar esto para darte buena publicidad?

--Si, pero sin importar lo que haga, los reporteros van a estar aquí. Por alguna razón creen que nosotros hacemos todo por interés. Un amigo me ha ayudado a evitar sus preguntas de doble filo--baja los hombros y mira hacia el techo--. Es bastante difícil.

--La farándula es un mundo difícil de manejar.

--Si. Muchos creen que tenemos la vida perfecta. Pero no se dan cuenta de que el éxito no viene solo, siempre habrá personas que quieran quitártelo.

--Al menos tú ya estas acostumbrado.

--Uno nunca se termina de acostumbrar. Cada día son más agresivos, como si quisieran que ya les dijeras hasta la marca de papel higiénico que usas.

--Alan, es hora de que cambies. En este lugar no solo los enfermos tienen terapias, nosotros también.

Entran en una habitación, donde un terapeuta esta tratando a un jabalí. Pablo, el mapache, le comienza a explicar a Alan que esa terapia sirve para mejorar el movimiento de las piernas en caso de tener una invalidez. Esta es la terapia que Alan tendrá que llevar a cabo. Sin duda, es bastante difícil.

Gami y Alex pasaron casi toda la tarde jugando. Durante todo ese rato, Alex le contó toda su vida a Gami, o lo que creía conveniente contar. La mayor parte fue lo que ya sabíamos.

Cuando Alfred llega a la casa, encuentra la sala vacía. No se le hace normal. Sabe que no ha llegado nadie, pero le sorprende que Gami, Alex o Frank no estén en la sala viendo la televisión. Escucha la música viniendo de la habitación de Gami. Se acerca y escucha la acalorada plática que sostienen dos furs ahí dentro. Abre la puerta y se encuentra con Alex y Gami jugando su partida número X de ajedrez.

--Vaya, parece que ustedes dos se hicieron buenos amigos.

--Bueno, por fin encontré un buen rival en ajedrez. Para ser un niño aun, tiene bastante potencial--le indica Gami.

--Soy afortunado--opina Alex.

--Superdotado diría yo--le corrige Gami--. Eres de esos que nacen muy rara vez. Sin duda serás alguien en tú futuro, siempre en cuando tengas una buena educación que explote todo tú conocimiento.

--Ya veremos que hacer para encargarnos de eso.

--Ok--Gami da otro movimiento-- ¿Y como te fue con Rebeca?

--Fatal. Casi me agarra a golpes por no avisarle lo de mi salida. Afortunadamente una cena romántica con su pareja me salvó.

--Que te costo...--se burla Gami.

--No quiero hablar de eso.

Gami comienza a reír. De repente unas garras rodean el pecho de Alfred.

-- ¿De que no quieres hablar amor?--le pregunta James mientras le lame el cuello.

--De nada cariño. Unos problemillas en el trabajo.

--Eso te lo ganas por no avisar a tiempo.

--Yo que culpa tengo. ¿Como iba a saber que se molestaría? Perdí una cena romántica que bien pudo ser para nosotros--baja la cabeza. James lo reconforta besando su cuello.

--Ya tendremos tiempo para salir nosotros. Después de todo, tenemos lugares mejores.

--Hey, no quiero ir a la cabaña de mis padres y encontrar sorpresas no esperadas--les advierte Gami.

--Vamos cachorro--le tranquiliza Alfred--, tú habitación esta intacta. Más no puedo decir lo mismo de la de tus padres.

Gami se detiene por completo, y pone una mirada seria sin voltear a verlo.

--Espero, por tú bien, que sea una broma--le muestra su garra derecha sacando y metiendo sus garras.

--Tranquilo, es una broma. Nos quedamos en la habitación de invitados, y tuvimos mucho cuidado de no dejar alguna huella.

--Pues espero que sea así.

--Bien, iré a hacer la cena--señala James. Vuelve a besar el cuello de Alfred y camina hacía la cocina.

Alfred se sienta junto con los otros dos a verlos jugar. Pero nada nuevo ocurre aquí. Una media hora después ya esta lista la comida. James llama a todos a la mesa. Cuando se sientan, Alan entra en la casa, bastante agotado. Se sienta en su silla y mira la comida que James le deja frente a el.

-- ¿Cómo estuvo?--le pregunta Frank

--Nefasto. Más que nefasto.

--Me imagino lo bien que se la estaban pasando los demás para que digas eso--opina Gami.

--Pues se divertían bastante.

--Entonces si estuvo nefasto.

--Al menos el chico que me enseño las terapias no se me lanzó encima como cualquier otro fan. Digo, al igual que otros terapeutas, me dijo que le gusta como actuó, pero que no me adora tanto.

--Aprecian la vida Alan--le indica Alfred--. Ellos no son como tú.

Comienza a platicarles lo complicado que estuvo la terapia. Pero al parecer si comienza a surtir algo de efecto. No llego tan prepotente como de costumbre, y no ha lanzado ningún piropo a Alfred. Al parecer, realmente esta cambiando.

Pero el tiempo pasa volando. Antes de darse cuenta, ya ha pasado una semana. Una semana en la que no han pasado muchas cosas: Frank memorizo gran parte de su guión, Alan comenzó a tomarle algo de cariño a las terapias, Gami le enseño a Alex todas las jugadas de ajedrez que conoce, Daniel siguió "coqueteando" con Harturo frente a Gami mientras Sam se sentía más cornudo. Alex se comenzó a comportar mejor con todos... excepto con James. De algún modo aun no se sentía a gusto con el. De hecho, le despreciaba todo lo que hacía. En la cena le quiso hacer platica, y aunque lo logro, en tan solo unos minutos le cambio el tema y siguió con Alfred. Quiso jugarle una partida de ajedrez, pero Alex se dejo ganar y se fue. Lo llevo al parque, pero tuvo que ir Alfred.

El joven lobo se encuentra en el balcón mirando la ciudad. El sol comienza a ocultarse en el horizonte. Alfred lo abraza por la espalda y le lame el cuello.

-- ¿Pasa algo amor?

--No se. No me siento bien. Ya llevo una semana tratando de acercarme a Alex, pero al parecer a el no le importa. El libro que le compre ni siquiera lo ha leído.

--Solo dale tiempo.

-- ¿Cuánto más? Ya no puedo seguir así Alfred. Trato de portarme lo más amable posible, pero me desprecia todo lo que hago.

--Amor, es normal. Mira, ya me dijo que me ha tomado el cariño de un padre. ¿Cómo actuarías con la pareja homosexual de tu "padre"?

--Pues...--James trata de responder, pero sabe que tiene razón.

--Mira, todas las veces que te ha despreciado es por que estoy yo cerca. Mañana en la mañana tengo que salir de la ciudad con un amigo, para ver si me puede ayudar con unos papeles y así poder adoptar a Alex.

--Pero, ¿Qué hay sobre el sujeto que lo iba a recibir?

--Ya ha pasado una semana. No puedo seguir esperando. El inicio de clases es en unas semanas, y si sigo esperando a que ese sujeto aparezca, Alex va a perder un año. No tengo tantas influencias como para meterlo ya iniciado el curso; no en la mejor escuela.

-- ¿Y que harás?

--Marcos, de Registro Civil, me debe un favor. Veré si puede arreglar los papeles de adopción sin muchos problemas.

--Eso es corrupción.

--Ah... es por un bien mayor. No puedo desamparar a Alex. Si solo tuviera un día aquí no tendría problema. Pero ya le he tomado cariño.

--Igual que a todos.

--El punto es que en ese tiempo que no este puedes tratar de mejorar tu relación con Alex.

-- ¿Crees que funcione?

--El confía en mí. Yo confió en ti. Si yo no estoy, el tendrá que confiar en la única persona en quien más confió.

--Suena bastante complicado para que lo entienda un chico de su edad.

--Pero lo tendrá que hacer. Solo dale tiempo al tiempo.

--De acuerdo. Si tú lo dices.

Alfred voltea a James y le planta un calido beso, mientras sus garras acarician cada centímetro de su espalda.

Mientras tanto, en el centro de rehabilitación, el joven Alan espera a que su turno comience. Ya lleva toda una semana, y cada día se le hace un poco menos pesado que el anterior. Después de todo, puede conocer gente nueva.

Pero este día siente que es especial, como si algo nuevo fuera a ocurrir. Al despertar esa mañana tenía deseos de no asistir, de quedarse a dormir. Pero algo lo obligo a levantarse, y hasta el momento, aun quiere saber que fue lo que lo llevo hasta ahí.

Pablo se acerca a Alan, que ya porta el uniforme del centro (cosas del reglamento). Se ve más alegre de lo normal.

--Buenos días Alan.

--Buenos días Pablo. ¿Qué paso que vienes tan contento?

--Te traigo buenas noticias. Los doctores dieron de alta al señor Gomez. Se que te caía bien, pero fue reemplazado por alguien mejor, un chico de tú edad.

-- ¿En serio?

--Si. De seguro te caerá bien. Ven conmigo.

Alan sigue a Pablo a través del pasillo. El señor Gomez era alguien bastante noble. Mientras lo ayudaba en la terapia, le contaba historias de su vida, que a Alan se le hacían bastante interesantes. Además, jugaba cartas con el.

Pero alguien nuevo, y de su edad, suena bastante interesante. Comienza a pensar en como será, que clase de cosas le agradan. Pero inevitablemente se hace las dos preguntas de siempre: ¿será atractivo? ¿Será homosexual? Justo cuando estamos presentando una mejoría, tiene que volver a caer.

-- ¿Por qué me lo pusieron a mi? ¿Acaso me porte bien?--pregunta Alan.

--Bueno, su terapia es similar a la del señor Gomez. Supongo que no tendrás problemas con eso.

--Vaya. Aunque voy a extrañarlo. Me enseño cosas que no conocía.

--La vejez es el mejor maestro--Pablo se confunde por el comentario de Alan--. Espera, ¿acaso dijiste que aprendiste cosas de el?

--Si.

--Vaya, parece que comienza a surtir efecto en ti la terapia.

-- ¿Qué terapia?

--La que a todos nos ha hecho este lugar. Mira a tú alrededor. Aquí nadie te adora como haya afuera. No tienen tanto gusto por lo material, por lo que las grandes compañías nos ofrecen. Y tú has dejado de ser tan arrogante y orgulloso. Me alegra que por fin se note un cambio en ti.

--Bueno...--Alan no sabía que decir. Tiene toda la razón, ya no es tan arrogante.

--No tienes que decir nada. Solo sigue haciendo lo que hasta ahora has hecho. Te dije que todos aquí tenían una terapia. Para ellos--señala a un chico en silla de ruedas--son físicas. Para nosotros--detiene a Alan y pone su pata en su pecho--son en el corazón. Si supieras la vida que todos nosotros teníamos antes, te sorprenderías.

--Ya veo...--sonríe y acto seguido hace algo que hasta a el le sorprende: le da un abrazo a Pablo--... gracias.

--Jeje, no hay problema. Aquí nos ayudamos entre todos. Y tú no puedes ser la excepción--Alan le suelta y lo mira a los ojos--. Bien, detrás de ti esta el chico a quien tienes que ayudar.

Alan voltea. Pero apenas lo hace se queda hecho piedra. Frente a el, en una silla de ruedas, esta el más lindo zorro que en su vida ha visto. Es delgado, de pelo rojo con lo que parece una enorme mancha gris en el pecho. Debe medir lo mismo que Alan. Puede ver su reflejo en sus brillantes ojos negros, que se le asemejan a un enorme estanque sin fondo alguno. Damas y caballeros, lo imposible ocurrió, Alan se ha enamorado.

--Bien, Alan, el es Erick Mendoza Valencia. Erick, el es Alan Diez Martines--les presenta Pablo.

--Mucho gusto Alan--Erick le extiende la garra. Alan duda un par de segundos, pero al final lo saludo. Es tan suave, pero a la vez se siente una enorme fortaleza.

--El... el gusto es mío--lo suelta para no parecer un imbecil, a pesar de que quería seguir tomado de su garra.

--Bien, los dejare para que hablen a gusto.

-- ¡Pablo!--por alguna razón Alan no se quería quedar a solas aun con Erick-- ¿No tiene algo de nuevo esta terapia? No me gustaría cometer algún error--lo mira y ríe nervioso.

--Ah... no. Por eso mismo lo puse a tú cargo, no tiene nada de nuevo. Así no perdemos tiempo en el entrenamiento. Diviértanse.

Alan y Erick voltean para verse al mismo tiempo, ambos con una risa nerviosa (yo creo que Erick se ríe por que Alan se esta riendo... en serio, a mi me pasa, me río cuando la gente se ríe).

--Bien...--Alan trata de controlar sus nervios--... será mejor que comencemos, Erick.

--Puedes llamarme Zashi, como todos mis amigos lo hacen.

--Apenas nos conocemos, no creo ser aun tú amigo.

--No veo por que no puedas serlo.

Alan se queda mudo ante la respuesta. Sonríe y se pone tras de Zashi, para comenzar a empujar su silla hacía... (¿Cuál era el nombre...?)... Durante el camino Alan decide preguntar sobre cual fue la razón de su... situación.

-- ¿Y que es lo que te paso?

--Me rompí ambas piernas, en un accidente--Zashi mira al suelo, al parecer queriendo no recordar--. Iba con unos amigos de una fiesta, pero un imbecil ebrio nos...

Unas lágrimas comienzan a rodar por sus mejillas. Alan se da cuenta y decide no seguir.

--No tienes por que seguir. No quiero traerte malos recuerdos.

--No hay problema. Cada vez que me despierto lo recuerdo. Ese bastardo les quito la vida a mis amigos, mientras que yo solo me rompí las piernas.

--Mejor no hablemos de eso. No quiero hacerte pasar malos ratos.

--...gracias.

-- ¿Y cuanto tiempo vas a pasar así?

--Bueno, eso ocurrió ya hace meses. Me operaron para que no perdiera las piernas. Ahora tengo que hacer la terapia para recuperar la movilidad.

--Que bueno que no te paso nada malo.

--Lo mismo me dicen todos. Según ellos tengo una prospera vida por delante, aunque no tengo idea de lo que pueda hacer.

--Puedes hacer muchas cosas.

--Bah, soy bastante hiperactivo, distraído, algo loco. No creo que pueda hacer yo algo interesante.

--Debe haber algo que te guste hacer.

--Bueno, me encanta correr. Pero con mis piernas así lo veo difícil.

--Para eso estas aquí--llegan a una cama. Alan se pone frente a él y lo carga para acostarlo en ella--. Al principio dolerá un poco, pero ya te acostumbraras.

--Eso me hace pensar en muchas cosas--Alan capta al instante el mensaje. Mira hacía otra dirección para que no note que se ha sonrojado. Zashi por su parte comienza a reír ante la reacción de Alan--. Tranquilo, no trato de decirte algo. Apenas nos conocemos, y no parece el lugar indicado para andar flirteando.

--Concuerdo en eso.

Alan lo mira sonriente. "Bien, es gay. Ya es un avance", piensa. Pero por alguna razón nota algo diferente con el. No siente lo mismo que por los demás con quienes ha estado. De hecho, siente algo demasiado fuerte por el, diferente a todo lo que conocía (digo, cuando toda la vida te la has pasado evitando el amor, este se convierte en un sentimiento muy extraño cuando llega).

-- ¿Y por donde vas a empezar?--le pregunta Zashi.

--Bueno, debo dar un masaje en tus piernas para comenzar a devolverles la movilidad.

--Eso quiere decir que habrá mucho contacto físico.

--Eso parece. ¿Te molesta?

--No es eso. Es solo que nunca he pasado por algo como esto... se ve algo... incomodo.

--Al parecer muchos piensan lo mismo aquí. Tranquilo, al final te terminará dando igual.

--Espero que sea así.

Alan lo piensa por un momento. Pero tranquiliza sus nervios y logra mover sus garras. Sin mirar a Zashi, las pone sobre sus piernas, para comenzar a dar un suave masaje. Zashi se siente tan bien ante las calidas garras de Alan. Por alguna razón ambos desean que todo a su alrededor desaparezca, estar ellos dos solos, aun sin entender por que.

--Se siente bien--dice Zashi, un error estupido que ya no puede reparar. Cierra los ojos y se asusta ante la respuesta que pueda darle Alan. Al abrirlos, ve que este solo se ríe en silencio-- ¿De que te ríes?

--De tu reacción. Claro que se va a sentir bien. No tienes mucha sensibilidad en las piernas, el masaje te va a hacer sentir muy bien.

--Oh...

--No tiene nada de malo que digas cosas como esas.

--Lo tomare en cuenta para la próxima vez--Zashi mira de nuevo a Alan. Ya sabe quien es, pero no quiere ser molesto pidiéndole cosas como un autógrafo o demás (ya lo tiene como terapeuta, ¿Qué más quiere?). Pero no puede evitar preguntarlo--. De casualidad, ¿tú no eres...?

--Si--le interrumpe--. Alan Diez Martínez, el actor.

--Lo sabía. Desde hace rato lo note, pero no quería molestarte.

--No es molestia. A donde quiera que voy en la calle me hacen esa clase de preguntas. No te preocupes. Supongo que has de querer...

-- ¿Un autógrafo?--le interrumpe--No, sería muy molesto. Además, te voy a tener durante un largo tiempo ante mí.

--Vaya, no se oye nada exigente.

Ambos comienzan a reír. Unos segundos después reiniciaron la terapia. Pasaron gran parte del rato hablando sobre cosas que les gustaran a cada uno, platica que no nos interesa en lo más mínimo, y si ha alguien le interesa dígame.

Ya llegada la noche, y a unas horas de que llegue Alan, Alfred comienza a preparar sus maletas. Tuvo que... acelerar el viaje, pues así volvería antes. Pero James termina convenciéndolo de que hable con Alex mientras el las prepara. La verdad, no opuso resistencia ante esa petición.

Alex esta en la sala jugando Halo, con dedos bastantes ágiles. Alfred se sienta a su lado y lo mira jugar. Pero un par de minutos después lo detiene.

--Alex, ¿podemos hablar?

--Si claro--pone pausa al juego y mira a Alfred-- ¿Pasa algo?

--Si--piensa en las cosas que tiene que decir--. Mira, al rato tengo que salir.

-- ¿A dónde iras?

--Tengo que salir fuera de la ciudad, a ver a un amigo.

-- ¿Para que?

--Para ver si puedo arreglar unos papeles con los que pueda... adoptarte. Así podría inscribirte a una escuela... y arreglar otras cosas.

-- ¿En serio?

-- ¿No sabes dar una respuesta que no sea pregunta?--Alex ríe ante el comentario--Si. Al parecer el amigo de tu tío no apareció, y no quiero que pierdas un año escolar.

--Vaya, muchas gracias Alfred. ¿Pero cuando vuelves?--le pregunta, al parecer preocupado.

--Máximo en una semana. ¿Hay algo malo con eso?--le pregunta ahora el, al vero preocupado por la respuesta.

--No me agrada la idea de quedarme solo.

--No vas a estar solo.

--Me refiero a no estar contigo.

--Bueno, vas a estar con James. Es como estar conmigo.

--Pero no me siento a gusto con el. ¿Puedo ir contigo?

--Lo siento Alex, pero no--se acerca y lo abraza--. Una de las razones por las que me voy es esa, quiero que mejores tú relación con James.

--Aun no soy tú hijo, no puedes darme ordenes.

--Pero me gustaría que fueras amable con todos. James se siente bastante mal por el trato que le estas dando. Se que no es tú culpa que te sientas así, pero quiero que hagas el intento por dejar de sentirlo.

--Es que...

--Alex, por favor. No me gusta ver a James así.

--... haré el intento. Aunque no te aseguro nada. Si cuando vuelvas esta en urgencias, no será mi culpa.

--Todo saldrá bien.

Ambos se abrazan. En ese instante Alan entra a la casa, con una enorme sonrisa en su rostro. Al ver a Alfred abrazando a Alex como si fuera la última vez que lo vaya a ver, y a James algo apurado con ropa en sus brazos, no puede evitar hacer la pregunta...

-- ¿Te vas de la casa Alfred?

Alfred solo le lanza una mirada seria.

--Sueñas si crees que te voy a dejar la casa para que hagas lo que quieras. Solo saldré por unos días, pero gracias por preocuparte.

-- ¿Qué harás?

--Tengo que arreglar unos papeles de Alex.

-- ¿Cuándo vuelves?

Alfred mira a Alex, luego a Alan, y después a Alex otra vez.

-- ¿Acaso no saben hacer otra cosa que no sea preguntar?

--A mi no me mires, soy un niño, es normal que pregunte--le explica Alex--. De Alan no me sorprendería que fuera por lo mismo.

--Oye, no soy un niño.

--Pero tienes la mentalidad de uno. No puedes ocultarte ante mí.

--Niños, basta--los detiene Alfred.

--No soy un niño--reclama Alan.

--Alan, no me contestes. A tú cuarto.

--Oblígame.

Alfred esta a punto de responderle, pero James llega con su maleta y lo detiene.

--Ya esta todo listo amor.

--Bien. Chicos, necesitamos hablar--les llama. En menos de diez segundos todos los integrantes de la casa se reúnen en la sala--. Bien, tengo que salir unos días para arreglar algunos papeles de Alex. Antes de que pregunten, volveré en unos cuatro o cinco días. Quiero que cuiden a Alex, por favor.

--Tranquilo, no lo dejaremos ni un minuto solo--le contesta Harturo.

--Confió en que será así. Salgan con el, llévenlo a donde crean conveniente. No lo tengan solo en casa, por favor.

--Lo sacaremos a pasear al parque y lo alimentaremos tres veces al día--señala Daniel.

--Muy gracioso. Si hay alguna emergencia no duden en llamarme. Me gustaría quedarme mas tiempo, pero se me hace tarde--toma la maleta, le da un apasionado beso de despedida a James, recibiendo ovaciones por todos. Al soltarlo, le dice al oído que lo ama. Después le da a Alex un beso en la frente y camina hacía la cochera.

Da un último adiós a todos. Ya en la cochera sube la maleta a su auto, luego sube el. Tras encenderlo, saca de su bolsillo una foto instantánea que le había tomado a Alex. Se encomienda a Dios, para después poner la foto a lado de una donde sale el resto de sus amigos. Desea pronto tener una de toda su "familia". Suspira y sale, con el propósito de cumplir ese sueño. Tener una familia.

Nota del autor

Bien, después de casi 10 días de retraso, por fin público este capitulo. Pido de antemano una disculpa por la tardanza, pero la escuela quita mucho tiempo. En fin, en este capitulo presento más a fondo la relación de Alex con uno de los integrantes de la familia, Gami. Además, un cambio drastico en la vida de Alan. El chico superficial ahora tiene que ayudar a otros, sin imaginarse que eso lo hará conocer lo que podría ser el amor de su vida. En los siguientes capítulos veremos como su vida anterior se interfiere con la nueva vida que quiere comenzar.

En el siguiente capitulo, mostrare como la ausencia de Alfred le afecta al pequeño Alex, quien a falta de la persona que más confianza le inspira, comenzará a buscar alguien en quien apoyarse, tratando de evitar a toda costa cualquier contacto con James.

Pero eso será para después. Agradezco a todos mis amigos, en especial a Harturo, Alan, Gami y Zashi, que me prestaron sus personajes para esta historia, y gracias a todos los que no alcance a mencionar aquí, pero que saben que gracias a su apoyo puedo seguir adelante con este proyecto.

Pero en especial gracias a ti bebe. Eres la luz que cada día me hace despertar, y la luna que me cubre con su manto cada noche. No se que haría sin ti. Gracias a ti he seguido adelante en esta dura vida, por que por ti vale la pena seguir. Te dedico como siempre esta historia amor, la historia por la que te conocí, y por la que ahora comparto una vida entera, y sin duda una eternidad. Te amo mi lindo tigueshito James.

Adaptacion

Capitulo 11: Adaptación El pequeño león blanco baja del auto, aun algo intrigado por el comportamiento que el lobo y el león presentaron en el camino. Bastante juntos y cariñosos para ser amigos. Pero es un niño y esa clase de temas son bastante...

, , , ,

Sorpresa, segunda parte

Capitulo 10: Sorpresa, segunda parte La gente dice que el tiempo es relativo. Cuando disfrutamos algo, al darnos cuenta ya termino; si nos rompemos la pierna el dolor parece interminable. Sin embargo, la semana que Alfred y James pasaron en la...

, , , , , , , ,

Sorpresa, primera parte. (Family, segunda temporada)

Capitulo 9: Sorpresa, primera parte Dentro de la oscura habitación, en esa suave cama, el joven león respira agitado. Su pelaje esta empapado de sudor, y su melena se agita a cada embate que da. Debajo de el, un joven lobo le mira a la cara,...

, , , , , , , , , ,